¿Violencia o agresión escolar?

Tanto la agresión como la violencia son dos términos que se emplean indistintamente, los efectos o consecuencias serán diferentes para quien los ejecuta. El marco legal al definir la capacidad, establece la responsabilidad personal y/o patrimonial por la comisión de hechos u omisiones. Cuando se trata del ámbito escolar los docentes, representantes, y personal directivo deben tener claro las diferencias entre ambos conceptos para establecer las medidas pedagógicas más apropiadas que propicien la reflexión y el cambio de conducta favorable en los estudiantes.

Al momento de hacer el abordaje del caso, es conveniente hacer un análisis exhaustivo de sus posibles orígenes, como también influencias o consecuencias. La agresividad se relaciona con las emociones; es un instinto innato tanto en los seres humanos como en otras especies animales vital para la autodefensa; muestra la típica característica de adaptación o supervivencia. Tiene un origen biológico ya que depende de las reacciones neuroquímicas para su regulación. La violencia por el contrario es un constructo social y cultural de la especie humana; no es una conducta natural así como tampoco es el producto de procesos cognitivos como el instinto. Se trata de un producto social y cultural que depende la la ideología y valores; en consecuencia la violencia se aprende con el objetivo de causar daño, por lo que es premeditada e intencional.

La violencia tiene un origen planificado; quien los ha planificado se ha preparado para actuar violentamente. La agresividad surge de un impulso inconsciente; el individuo al enfrentarse ante una amenaza comienza a manifestar una conducta defensiva ante la necesidad de protegerse. La violencia se aprende a través de las experiencias e interacción con el entorno, y tiene como objetivo mantener el control y el poder sobre otros individuos.

Existen varias maneras de ejercer violencia como por ejemplo el abuso sexual, acoso laboral, terrorismo, asesinatos, maltrato familiar, abuso escolar, guerras, entre otras. Quienes sufren sus consecuencias experimentan depresión, estrés, y padecimientos físicos y psicológicos. Si te encuentras en una situación similar, consulta con un especialista o abogado de tu confianza para asesorarte.

 

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