¿Acumuladores o compradores de objetos innecesarios?

En la actualidad e independientemente de nuestras ocupaciones, el estilo y ritmo de vida que llevamos, nos induce a acumular cientos de objetos que ocupan espacio sin darle utilidad por muchos años. Resulta frecuente encontrar personas que les cuesta deshacerse de objetos que para otros no tienen valor o son muy poco importantes; y aunque parezcan sinónimos, se trata de cierto tipo de trastornos muy diferentes.

El comprador compulsivo no sólo gasta sin mesura; sino que se muestra arrepentido de sus acciones al poner en riesgo sus finanzas personales, pero que sigue comprando. Este tipo de personas realizan adquisiciones que no son imprescindibles, en otras palabras, no buscan satisfacer una necesidad como el hambre o el vestido; sino que su voluntad cede ante el irresistible impulso que le proporciona la efímera satisfacción por poseer algo nuevo.

Para los psicólogos los compradores compulsivos son personas con una adicción que pudiesen estar ocultando una carencia afectiva, o una sensación de vacío en la propia existencia, o problemas más profundos. También habrá quienes se sientan abatidos, o atraviesen una dificultad, o se sientan solos y busquen compensar su soledad o un mal día comprando objetos. Cuando compramos, se activa en nuestro cerebro el circuito neuronal de recompensas que nos proporciona dopamina (el químico que nos da placer) y que remos premiarnos con objetos que eventualmente se irán acumulando en la casa.

No ocurre lo mismo con la adicción al alcohol, drogas o tabaco, ya que la compra compulsiva no es criticada sino tolerada por la sociedad, debido a que este tipo de comprador no se considera una persona enferma o peligrosa. Por todos es sabido que las grandes empresas y medios publicitarios, alientan a las personas a comprar más allá de sus necesidades reales, es decir, al consumismo.

El acumulador compulsivo se refiere a la persona que tiene una gran dificultad para deshacerse de objetos destruidos por el uso o por el paso del tiempo, lo que genera un inmenso desorden al no poder disponer de movilidad ni espacio para desenvolverse con libertad; desde papeles de diarios, revistas, zapatos rotos, cables, contenedores de comida, que luego se transforman en objetos preciados por el acumulador.

Acumular objetos puede ser una señal de ansiedad relacionada con el apego innecesario por cosas que a simple vista no significan nada, pero al que nosotros le damos un valor sentimental porque quizás nos lleva a lugares en nuestra mente donde al recibir ese objeto éramos felices.

El primer paso para superar la situación, comienza por reconocer que tenemos un problema. Nadie puede ayudar a quien no quiere ser ayudado.

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