El movimiento de rotación de La Tierra sobre su mismo eje da origen al día y la noche. La mayoría de las personas, se mantienen despiertas realizando diversas tareas y actividades durante el día; empleando la noche para dormir (y hasta salir a divertirse con amigos). Sin embargo; hay quienes debido a sus ocupaciones, mantienen un horario de vigilia y descanso distinto al resto de los mortales, lo cual pudiera traer consecuencias a la salud.
En el organismo, existen ritmos biológicos que regulan funciones biológicas; el más conocido es el ritmo ciscardiano del sueño, en el cual la transición entre sueño y vigilia se asocia a estímulos de luz. Cualquier cambio por pequeño que sea, puede alterar ese equilibrio.
Cuando comienza a oscurecer, en una persona con el ritmo cirscardiano normal comienza a aumentar la temperatura corporal pereférica, segregando la hormona melatonina producida en la glándula pineal. Es en ese momento que comenzamos a sentir somnoliencia porque nos preparamos para el sueño durante la noche. Al despuntar el alba cuando nos exponemos a la luz, caen los niveles de melatonina, hay mayor nivel de alerta, nos despertamos y comienza la vigilia.
Hoy vivimos en una sociedad que tiende a regirse por patrones y hábitos irregulares, con sobre exposición lumínica alta en horarios nocturnos por el abuso de ordenadores, LEDS, iPad, teléfonos móviles, y horarios laborales cambiantes, que derivan en enfermedades o trastornos derivados de la alteración del ritmo ciscardiano.
Cabe resaltar que mientras dorminos, nuestro cerebro se “deshace” de los productos de la actividad neuronal acumuladas durante la vigilia, como por ejemplo la proteina beta-amiloide responsable del Alzheimer y otros trastornos neurológicos; en consecuencia debemos procurar mantener un horario estricto de sueño y buenos hábitos de autocuidado. En diversos países, existen estudios donde confirman que los trastornos de sueño se relacionan con alteraciones inmunológicas como la Diabetes Mellitus, la obesidad, y con alteraciones psicológicas como la ansiedad o depresión.
En consecuencia e independientemente de la edad, debemos procurar mantener un buen sueño en cantidad y calidad, así como promover iniciativas que nos permitan conciliar el ritmo de vida que llevamos con nuestros ritmos biológicos sin desajustar nuestro reloj interno. ¡Todo un desafío!
¿Has tenido pesadillas? ¡Te leo!