La constancia como valor

El término constancia tiene dos significados; uno relacionado con la acción y efecto de hacer evidente algo de forma fehaciente y auténtica (en general se refiere a un documento). Sin embargo en las siguientes líneas, no me referiré a este significado.

Una de las cualidades que debemos poseer los seres humanos para poder conseguir los objetivos que nos planteamos en la vida, es la constancia. En general, las personas son propensas a empezar algo y dejarlo en el camino, ya sea practicar deportes, hacer ejercicios, estudiar, o alimentarse mejor. Ningún proyecto o actividad pueden tener éxito sin una base de esfuerzo y de constancia.

Ahora bien, ¿Qué es la constancia? Este término se asocia con la voluntad, es decir; la firme y continuada determinación de hacer una cosa o modo de realizarla. Es la firmeza y la perseverancia en las resoluciones; se trata de la actitud o predisposición de ánimo con respecto a un propósito. En otras palabras cuando hablamos de constancia nos referimos a perseverencia, voluntad, tezón o firmeza.

Desde nuestros primeros años de vida, nos enfrentamos a ciertos desafíos que nos exigen dedicación o un empeño mayor para llevar a cabo las acciones cotidianas. Ser constantes implica enfrentar una serie de dificultades sin dejar que nos derrumben, o nos quiten las ganas de seguir adelante con nuestro propósito, manteniendo vivo el interés genuino por la causa que determinamos. Existe un sentimiento muy común entre aquellas personas que no se consideran dotadas de un talento especial, pero creen suplir la falta de habilidades naturales con su perseverancia. La constancia no es una cualidad muy común; es uno de los pilares del éxito, por ese motivo resulta entendible que sólo ciertas personas la practiquen.

Aquellas personas que ejercitan la constancia se transforman en perseverantes y determinadas ante un propósito, objetivo o decisión.

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