En el 65° período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se define el desarrollo sostenible como “la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Es así como el desarrollo sostenible ha emergido como el principio rector para el desarrollo mundial a largo plazo. Consta de tres pilares fundamentales: desarrollo económico, desarrollo social y protección del medio ambiente.
¿Cómo puede entenderse esto? El ser humano forma parte del medio que lo rodea porque además de proporcionarle sustento material, le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, moral, social y espiritualmente. En la larga evolución de la especie humana en el planeta, se ha llegado a una etapa en que, gracias a la rápida aceleración de la ciencia y la tecnología, las personas han adquirido el poder de transformar, de innumerables maneras y en una escala sin precedentes, todo cuanto las rodea.
Ahora bien, ¿Esos cambios o alteraciones que el hombre ha provocado en el medio ambiente, tienen efectos a mediano y largo plazo? ¿Es posible que las necesidades de abrigo, alimento, vivienda o seguridad, estén por encima del equilibrio del ecosistema terrestre? ¿Cómo se verá afectada la disponibilidad y accesibilidad al agua potable? Estas preguntas orientan las políticas públicas en materia de desarrollo humano.
La actividad eonómica de las grandes industrias no debe estar reñida con prácticas que afecten los recursos que el planeta provee. La transformación de la materia prima genera en muchos casos desperdicios que no puedn ser reutilizados. Este año los esfuerzos se dirigen a evitar contribuir con el incremento de la contaminación por plásticos, rechazando aquello que no podemos reutilizar.
Los beneficios del plástico son innegables. Es barato, liviano, duradero y fácil de hacer. Se puede usar de mil formas distintas, en la conservación de alimentos, o en la industria farmacéutica por ejemplo. Pero las mismas propiedades que hicieron del plástico un producto revolucionario, han propiciado un ciclo de producción irresponsable y un consumo y desperdicio excesivos.
Cada año se descargan en los océanos alrededor de 13 millones de toneladas de plástico, incluidas micropartículas que entran en la cadena alimenticia, y afectan la salud de todos los seres vivos del planeta. En este sentido, las campañas educativas deben estar dirigidas a crear conciencia en la población para actuar de forma responsable con el medio ambiente.