En tiempos de COVID, niños y adolescentes incrementaron el tiempo de permanencia en redes sociales; gran parte de ellos navegaba sin supervisión ni la debida orientación de padres o representantes que les permitiese identificar si fueron o son víctimas de abuso sexual al relacionarse con desconocidos. La familia debe estar atenta a los cambios de conductas y comportamientos que experimenten los niños, niñas y adolescentes porque pudieran ser víctimas de pedófilos o pederastas.
Con relación al estado anímico hay que observar si presentan cambios en el estado anímico, o dificultad para dormir, pesadillas, terror nocturno, pérdida de apetito, ensimismamiento. En algunos casos pueden conversar de sexo recurrentemente, o rechazar a algunos miembros de la familia, o experimentar angustia de estar en contacto con alguna persona cercana; si presentan manchas en su ropa interior o enrojecimiento en sus partes íntimas.
La mayoría de las personas suele emplear indistintamente pedofilia y pederastia, aún cuando ambos términos son distintos con connotaciones legales diferentes. La pedofilia alude a la atracción erótica o sexual que una persona adulta siente por los niños aunque no abuse de ellos; experimentan el deseo de mantener relaciones pero no consuman el acto. La pederastia se refiere a la consumación de esos actos, a la relación sexual como conducta delictiva.
¿Y el Movimiento MAP? (Minor-attracted person/persona que le atraen los niños) Este movimiento promueve el amor libre entre adultos y niños porque según ellos se trata de un hecho natural, sosteniendo que la pedofilia no es una enfermedad sino una orientación sexual que busca la despenalización para que no sea sancionada.
¿Cómo entran en contacto con los niños y adolescentes? De varias maneras. El grooming o falso niño, es el ciberacoso de un adulto que se hace pasar por niño hasta lograr captar su atención, ganar su confianza, estableciendo una conexión emocional para luego abusar sexualmente de él. El sexting es un ilícito penal basado en el hecho de compartir contenido erótico o sexual con terceros sin autorización del titular; en este caso solicita fotos de niños o niñas desnudos o semidesnudos, o con actitudes sexuales que luego puede comercializar o ser utilizado como material pornográfico. La sextorsión implica un chantaje o formas no físicas de coerción para obtener favores sexuales de niños, niñas o adolescentes.
La OMS sigue clasificando a la pedofilia como trastorno mental y rechaza la prostitución infantil y los abusos sexuales a menores, e incluye al abuso sexual y la explotación comercial entre las prácticas de maltrato infantil.
La invitación es a conversar con los hijos, ganar espacios de confianza; por favor evite juzgarlos y culpabilizarlos, apóyelos, acuda a las autoridades y busque ayuda.