Derechos humanos y adulto mayor

El incremento a nivel mundial de las cifras de esperanza de vida por la disminución de las tasas de mortalidad permite inferir que tenemos la posibilidad de vivir más años; ahora bien, ¿Cómo prepararnos a nivel personal para llegar a esa edad? ¿Qué acciones se ejecutan a lo interno de los países destinados a garantizar el disfrute de todos sus derechos y una mejor calidad de vida?

La organización de los trabajos propuesta para el cuarto período de sesiones del Grupo de Trabajo de Composición Abierta sobre el Envejecimiento, se  basó en el cuarto párrafo del preámbulo de la Resolución 67/139, en los resultados del segundo examen y evaluacion general del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el envejecimiento (2002), y en las consultas con los grupos regionales para proponer los principales temas que se tratarían. Se recopilaron instrumentos jurídicos, documentos y programas internacionales existentes que se ocupan de atender a la población de edad; enriquecidas con la participación de la sociedad civil a través de un diálogo interactivo.

Hubo consenso entre los Estados Miembros acerca de las deficiencias del goce de los derechos humanos para las personas de edad, y la necesidad urgente de mejorarlo; el envejecimiento ha pasado a ser un fenómeno mundial que se manifiesta en los países desarrollados como en vías de desarrollo.

Varios países expresaron la necesidad de contar con instrumentos jurídicamente vinculantes para promover y proteger los derechos y dignidad de las personas de edad y llamaron a impulsar las negociaciones para examinar los principales elementos de una convención internacional sobre los derechos humanos de las personas de edad. Otros señalaron que los instrumentos internacionales de derechos humanos vigentes se aplicaban a los adultos mayores, y que las deficiencias de los derechos de las personas de edad son el resultado de la aplicación insastisfactoria de esos instrumentos y no por causa de lagunas normativas.
En virtud de las diferentes condiciones economicas e ingresos de los países e independientemente de la responsabilidad de los Estados, bien valdría la pena el esfuerzo individual dirigido a proyectar el disfrute al máximo de las capacidades humanas durante el envejecimiento.

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