El sueño, bienestar para nuestra salud

¿Soñamos todos los días? ¿Sueñas a color o en blanco y negro? ¿Repites sueños? El mundo onírico resulta fascinante, pero este post no trata de la interpretación de los sueños, como el de Nabucodonosor, sino más bien a las consecuencias que sufre nuestro cuerpo, en el plano físico, mental y emocional al no dormir.

Para empezar, es importante valorar como distribuimos el tiempo de la jornada diaria con el descanso al final del día. En infinidad de ocasiones, nos atiborramos de tantas actividades, que las horas no son suficientes para verlas cumplidas o satisfechas, por lo que comenzamos a “sacrificar” horas de sueño. Esta práctica afecta la salud física y mental.

Mientras dormimos la mente y el cuerpo “se apagan”, pero los órganos y los procesos internos trabajan arduamente. Para Merrill Mitler, experto en sueño y neurocientífico del NIH, al dormir adecuadamente, mantenemos el equilibrio energético y molecular, la función intelectual, el estado de alerta y el humor. Si no dormimos no podemos rendir, tener buenos reflejos, y concentrarnos mejor.

Estudios recientes de la Universidad de California (UCLA), señalan que la falta de sueño altera el funcionamiento de las células del cerebro que conlleva a “lapsus mentales” que alteran la memoria y la percepción visual, sin contar con los riesgos de desarrollar depresión, obesidad, diabetes, ataques cardíacos y apoplejías.

La falta de sueño afecta la capacidad de las neuronas para funcionar adecuadamente, esto según Itzhak Fried, profesor de neurocirugía en la Escuela de Medicina David Geffen de la UCLA, da paso a lapsus cognitivos sobre lo que percibimos. Según los expertos, la falta de sueño interfiere con la capacidad de las neuronas a la hora de codificar información, por lo que responden muy lentamente.

A juicio de Fried, al prolongarse la vigilia, algunas zonas del cerebro dormitan causando lapsus mentales, mientras que el resto del cerebro permanece despierto. La falta de  sueño y descanso se refleja en el rostro, las ojeras son las primeras que sobresalen.

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¿Es posible detener el envejecimiento?

Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha buscado las mil y una forma para mantenerse joven indefinidamente, ejemplos abundan. Desde los antiguos egipcios con Cleopatra, pasando por la famosa obra “El Retrato de Dorian Grey”. La ciencia cosmética y las cirugías plásticas han hecho su aporte, pero aunque por fuera puedas verte muy bien, en nuestro interior, los órganos llevan su propio almanaque; eso no lo puedes ocultar.

Recientemente, investigadores de la Universidad de Arizona aseguran haber demostrado que es imposible detener el envejecimiento, basándose en un estudio matemático, ya que desde el punto de vista lógico, teórico y matemático, no existe escapatoria. Joana Masel y su colega Paul Nelson, crearon una ecuación matemática en la que dicen demostrar que en un contexto de competencia, o se acumulan las células inactivas o se acumulan las células cancerosas, por lo tanto ambas no pueden coexistir, son mutuamente excluyentes.

Los investigadores concluyen que el envejecimiento es “una verdad incontrovertible” y una “propiedad intrínseca ser multicelular”, ¿Entonces? Aparte de aceptar nuestro inexorable destino, ¿Que podemos hacer? En la naturaleza se replica el ciclo de la vida. El hombre también es parte de ella. Entre las alternativas disponibles tenemos, llevar una vida lo más sana posible, sin excesos, tratar de alimentarnos mejor -se trata de nuestro cuerpo, no crees-, hacer ejercicios, disfrutar el paisaje, la compañía, viajar, hacer higiene mental, procurar mantener una actitud mental positiva. La evaluación concluye con hacernos conscientes de nuestras limitaciones.

En nuestra cultura occidental, prepararnos para la vida de adultos o de ancianos resulta fuera de lo común. En oriente, diversas doctrinas espirituales, abordan el proceso de envejecimiento y la muerte. Pensamos muy poco en nuestra vejez y como queremos llegar a esa etapa de nuestra vida. Lo mejor es prevenir enfermedades y accidentes, además de procurar ejercitar el cuerpo y nuestra mente. La autonomía y la independencia funcional son los mejores aliados.

 

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¡A cuidar nuestra salud mental!

¿Cuántas veces nos hemos sentido agobiados por el estrés, relaciones laborales o amorosas tormentosas? ¿Nos hemos sentido rebasados por problemas que no sabemos como enfrentar? ¿Cómo afectan estas circunstancias a nuestro organismo, específicamente a la salud mental ?

Los 10 de Octubre de cada año se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, con el objetivo de concienciar en la población la salud mental y movilizar esfuerzos individuales y colectivos para mantenerla sana. Este año orientan sus esfuerzos hacia el área laboral.

La globalización ha contribuido a incrementar los niveles de estrés relacionado con el trabajo y sus trastornos asociados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) coinciden en señalar que una de cada cinco personas pueden experimentar un trastorno de salud mental.

Los problemas de salud mental tienen un impacto directo en los lugares de trabajo, los cuales se manifiestan como ausentismo laboral, reducción de productividad, bajo rendimiento, depresión, y aumento de costos para atención de la salud. Sin embargo a pesar de la importancia que reviste el tema, todavía persisten barreras para abordarla en los lugares de trabajo, debido en parte a las creencias, estigma y desconocimiento generalizado de la población.

Se hace frecuente en la práctica, que personas con problemas de salud mental, oculten sus trastornos por temor a la discriminación cuando buscan empleo, o para proteger su fuente de ingresos.

En nuestra vida productiva, pasamos la mayor parte de nuestro tiempo compartiendo con los compañeros de trabajo; estos y los empleadores son quienes pueden convertirse en los principales agentes de cambio, combatiendo el estigma que rodea a la salud mental, fomentando debates abiertos como foros, y realizando actividades recreativas o de intercambio deportivo y cultural.

Nuestros compañeros con quienes compartimos la mayor parte del día, pueden aprender a identificar los signos comunes de problemas relacionados con la salud mental, como la depresión y alentar a los colegas a buscar ayuda.

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El ejercicio y nuestra salud

Te cuesta trabajo desenroscar un envase? Sientes que las rodillas “no responden” al subir o bajar las escaleras? Te cansas caminando? Quizás lo que necesites es ejercitar un poco el cuerpo. Independientemente de la edad que tengas, el ejercicio debe formar parte de tu rutina diaria. A medida que vamos envejeciendo, la actividad física se hace imprescindible para fortalecer huesos y músculos, mejorar el equilibrio, y prevenir caídas que limiten la independencia y movilidad.

En el adulto mayor, la caída es la causa más frecuente de fractura de cadera. Este tipo de fractura genera complicaciones que requieren atención especializada a largo plazo, lo que pudiera restringir su independencia, viéndose en la necesidad de acudir a terceros. En el caso de personas que viven solas, la rutina se altera al no poder contar con apoyo suficiente para resolver tareas sencillas como la higiene personal, elaboración de platillos y limpieza.

Antes de inscribirse en el gym e iniciarse en el mundo del fitness, es imprescindible  un chequeo médico, a fin de determinar la condición física y los ejercicios apropiados, que deberán ser graduales. La caminata vigorosa resulta revitalizante, así como el yoga, taichi, natación, baile, los ejercicios de flexibilidad y equilibrio, para luego pasar al levantamiento de pesas o mancuernas. Según los especialistas en el área, crear el hábito del ejercicio requiere de un mínimo de 22 días. Una vez que comienzas a sentirte mejor y ver los resultados, se te hará imprescindible ejercitarte.

Es importante complementar el ejercicio con la buena alimentación. Existen planes nutricionales individuales los cuales son prescritos por los especialistas, según la condición física de la persona. Aquí resulta importante considerar factores como la edad, peso, antecedentes familiares, exámenes de laboratorio, entre otros; en consecuencia, lo que me puede servir a mi, no necesariamente le sirve a los demás.

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El corazón y cerebro

El corazón es el lugar donde consideramos se centran las emociones. Cuando un bebé es concebido, el corazón empieza a latir antes de que se forme el cerebro, lo que ha llevado a los investigadores a plantearse, ¿De dónde proviene la inteligencia que hace que el corazón pueda latir?

En investigaciones desarrolladas por el Instituto HearthMath de California, concluyen que el corazón es el más poderoso generador de energía electromagnética de todo el cuerpo, llegando a ser 60 veces más grande que la generada por el cerebro.

Expresan además que el campo cardíaco varía de acuerdo a los diversos estados emocionales. Observaron que las emociones negativas como el miedo, cólera, estrés, ansiedad, incrementan alteraciones en el ritmo del corazón y en el sistema nervioso autónomo, afectando el cuerpo y el campo se vuelve caótico.

Mientras que las emociones positivas como el amor, gratitud, perdón, compasión y en general, los sentimientos elevados, elevan la armonía y coherencia en el ritmo del corazón , favoreciendo el balance del sistema nervioso, incrementando el campo magnético, permitiendo a todos los que nos rodean recibir la información energética contenida en nuestro corazón.

El cerebro y el corazón se hallan sincronizados, en consecuencia envían a todo el organismo órdenes coherentes, eficaces, inteligentes y totalmente adecuadas a las necesidades del momento. Los resultados de la investigación indican que la actividad eléctrica del cerebro llega a estar más sincronizada durante los estados de coherencia. El incremento de esta sincronización puede alterar la información y ser transformada por el cerebro durante la experiencia de emociones positivas.

Los hallazgos del Instituto HearthMath subrayan que las emociones positivas tienden a aumentar la sincronización de los sistemas del cuerpo, elevando así la energía que nos permite funcionar con mayor eficiencia y eficacia.

Paul Pearsall en su libro “El código del corazón” plantea que quien debe guiar nuestras acciones es el corazón y no el cerebro; esto nos lleva a pensar que llevarle la contraria al corazón, será la causa de desequilibrio y enfermedad.

Según la medicina tradicional china, el corazón define la esencia vital de la persona. El corazón rige el Shen o energía psíquica; cuando esta energía se halla en equilibrio, ninguna otra puede dañar al organismo. ¿Usted que opina?

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El corazón y las emociones

En los últimos años, ha surgido un cambio de paradigma en relación al rol que desempeña el corazón en nuestro organismo, superando la fragmentación, para examinarlo bajo una visión holística e integral del ser humano, como un todo; ya que este es mucho más que un músculo que bombea sangre. El corazón juega un papel importante en nuestra experiencia emocional. Diversos estudios han proporcionado una nueva visión acerca del corazón, el cual está ligado a las emociones, salud, vitalidad y bienestar, y está íntimamente relacionado con el cerebro.

Cuando nos encontramos frente a situaciones de perturbación que permanecen en el tiempo sin posibilidad de ser resueltas satisfactoriamente, en nuestro organismo entra en funcionamiento una serie de procesos que pueden desencadenar una enfermedad coronaria o agravar el curso de la misma.

Una investigación publicada en la Journal Biological Psichiatry, detalla que las emociones negativas como el miedo, ansiedad, angustia, estrés depresión e ira, afectan directamente a los circuitos cerebrales y al corazón. Peter Gianaros, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Pittsburgh, señala que las emociones negativas persistentes, aumentan el riesgo de arteriosclerosis, Diversos autores expresan que el corazón es un reflejo de nuestro estado de estrés, y se refleja en nuestros latidos.

El corazón y el cerebro se comunican en ambos sentidos. El corazón envía señales al cerebro y viceversa. Cuando el corazón late de forma coherente -no estresado- envía señales al cerebro para que este elimine el estrés mediante un proceso fisiológico de reducción de hormonas del estrés y aumente la producción de hormonas positivas.

Reconocer los síntomas que se pueden presentar, permiten estar alertas y hacer una consulta médica en el momento oportuno. Estos signos se producen porque durante estas emociones, el cuerpo segrega sustancias que pueden causar enfermedades coronarias. El corazón es nuestro centro energético, del cual hablaremos próximamente.

 

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Día Mundial del corazón

Para la Organizción Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de defunción. Diversas organizaciones realizan actividades educativas para promover estilos de vida saludable que contribuyan a mantener un corazón sano, incorporando cuidados y hábitos que retarden su envejecimiento.

Controlar el estrés, eliminar el consumo de tabaco, caminar como mínimo 30 minutos cinco veces a la semana, comer saludablemente, acudir a los chequeos anuales, conocer los valores de nuestra tensión arterial, glicemia, colesterol y triglicéridos, permiten tener un corazón sano y hacer un pronóstico cardiovascular a tiempo.

Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte, y esta puede prevenirse si se asume un estilo de vida saludable, lo que implica eliminar vicios y asumir nuevos hábitos.

Entre los factores de riesgo que afectan al corazón, se encuentra el consumo de tabaco, obesidad, hipertensión arterial, trastornos del metabolismo de los lípidos como la dislipidemia o dislipemia, diabetes, sedentarismo, y el estrés psicosocial. Estos trastornos devienen en cardiopatías que provocan la muerte.

El Día Mundial del Corazón que se celebra los 29 de Septiembre, coloca su acento en la creación de entornos saludables como estrategia para reducir los factores de riesgo asociados a las enfermedades cardiovasculares. Una gran proporción de estas muertes podría evitarse con una alimentación saludable que reduzca el consumo de sal, ejercicio físico, evitando el consumo de tabaco.

Entre las estrategias que promueven la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, se encuentra fomentar la actividad física, reducir la ingesta de sal, y el control del tabaquismo, reflejadas en el Plan de Acción regional para la prevención y control de enfermedades no transmisibles.

El corazón es el órgano a través del cual se emanan las auténticas y más potentes emociones, las mismas que mal reguladas pueden causar daños irreversibles en forma de enfermedades cardíacas. Cuando las emociones básicas están desreguladas, como el temor o la tristeza, se puede producir una represión repetida sobre el órgano, causando la sobrecarga emocional. Los problemas del corazón se manifiestan en arritmias, palpitaciones, infartos, pulso débil, tensión sanguínea y tensión en el pecho.

El ritmo cardiaco es un fiel reflejo de nuestro estado emocional.

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Salud y estilo de vida

¿Qué es la salud? ¿Por qué es importante mantenernos sanos? ¿Puede nuestro estilo de vida, influir en la salud? La Organización Mundial de la Salud la define “como el estado de completo bienestar físico, mental y social que tiene una persona, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”; lo cual amplia el bienestar humano al trascender lo meramente físico, incorporando el medio ambiente que rodea a la persona.

Al hablar de salud, es importante tener presente tres componentes:

Salud física: Hace referencia al ámbito físico de la persona, estado y funcionamiento del organismo. Una  buena salud física, repercute en la dimensión personal y viceversa. El ejercicio, deporte, nutrición, higiene, actividad física, cobran especial relevancia en este aspecto.

Así la capacidad para realizar cualquier actividad física ya sea en gimnasia, deporte, entre otros, sin presentar alguna reacción adversa, demuestra resistencia, agilidad, fuerza, flexibilidad y coordinación en la realización de cualquier tipo de ejercicio.

Salud mental: Se refiere al estado de equilibrio y bienestar psíquico, emocional y social, en el que las personas tienen conciencia de sus capacidades para hacer frente a las exigencias normales de la vida. Las emociones, sentimientos, actitudes y comportamientos de las personas y sus interrelaciones, juegan un rol importante en las personas.

La salud mental puede verse afectada por variadas enfermedades, así como también sus múltiples  causas.

Salud social: Representa la combinación de las dos anteriores; en la medida que el hombre pueda convivir con equilibrio psicodinámico y satisfacer sus necesidades y aspiraciones, goza de salud social.

En relación a los hábitos saludables cualquier médico nos aconsejará, además de cuidar nuestra alimentación con dieta balanceada, mantener nuestros hábitos de higiene, y abstenernos de consumir algunas sustancias nocivas, la realización de cualquier actividad física ya que su práctica nos alejará de padecimientos cardíacos, cardiovasculares, diabetes, obesidad, entre otros.

Está comprobado que la práctica deportiva nos mantiene en forma, más allá de presumir músculos torneados y definidos que son la envidia del medio artístico. Natación, caminatas vigorosas, senderismo, footing, ciclismo, son algunas de las mejores formas de mantener sano el cuerpo, perder grasa abdominal, controlar los niveles de colesterol, además de aporta bienestar emocional perdido a causa del estrés de la actividad cotidiana.

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Ejercicio y antienvejecimiento

¿Podemos mejorar nuestro estilo de vida? ¿Podemos retardar el proceso de envejecimiento? Cambiando nuestros hábitos, podemos asegurarnos una vejez con salud y bienestar. Independientemente de la edad que tengamos, ahora es el momento para comenzar.

La frecuencia, duración, intensidad, tipo, y cantidad total de actividad física necesaria para prevenir enfermedades no transmisibles, no son iguales para todas las personas. Igual sucede con el ejercicio; por eso es importante no ejercitar por su cuenta sin supervisión, y sin estiramiento previo.

El paso del sedentarismo al ejercicio es gradual. La idea es disfrutar la actividad física, que nos resulte placentera y gratificante. Algunas personas experimentan temor hacerlo por primera vez, luego de años de sedentarismo. Lo confieso, todos pasamos por eso.

Llegar al gym donde no conoces a nadie; creer que todos te miran porque lo haces mal, suponer que la indumentaria que llevas puesta no va a tono con lo que usan los demás, pensar que estás rodeada de personas muy jóvenes y bien torneadas, te hacen cuestionar si en verdad merece la pena. Pues sí! Claro que vale la pena! El bienestar y la buena salud siempre merecen la pena.

Existen otras buenas alternativas al gym. No es necesario comprar ropa especial, sino que sea cómoda  facilitar los movimientos. La actividad física puede y debe formar parte de la vida cotidiana; descubrir cosas que nos gusta hacer como bailar, caminar a paso vigoroso, montar bicicleta, subir escaleras, practicar diferentes actividades que nos mantengan en movimiento e incorporarlos a la rutina diaria.

La OMS en las Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud, ha hecho uso de los conceptos de frecuencia, duración, intensidad, tipo y cantidad total de actividad física necesaria para mejorar la salud. Para orientarnos, comentaremos algunos de ellos.

Tipo de actividad física: Se refiere a la forma en que participamos en la actividad física; puede ser aeróbica, para mejorar la fuerza, flexibilidad o equilibrio.

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Salud física y envejecimiento

¿Estamos preparados para envejecer? ¿Aceptamos los cambios que ocurren en nuestro cuerpo, a medida que avanzamos en edad? ¿Es posible alcanzar una vejez sana y saludable? ¿La herencia constituye un factor de riesgo? ¿Podemos alcanzar una mejor calidad de vida? La respuesta varía según la cultura social a la que pertenezcamos. Existen poblaciones con estilos de vida dinámicos, mientras que otras se caracterizan por presentar altas tasas de sedentarismo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en las Recomendaciones Mundiales sobre actividad física para la salud, señala que la inactividad física constituye el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad en el mundo. El sedentarismo se extiende cada vez más en muchos países, repercutiendo en la salud general de la población mundial, con prevalencia de las enfermedades no transmisibles (ENT) como enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer, y en sus factores de riesgo como hipertensión, exceso de glucosa en sangre o sobrepeso.

Por el contrario, quienes se ejercitan con alguna actividad física practicada con regularidad, reducen el riesgo de presentar cardiopatías coronarias y accidentes cerebrovasculares, diabetes tipo II, hipertensión, cáncer de colon o mamas y depresión. La actividad física constituye un factor determinante en el consumo de energía, por lo que resulta fundamental para alcanzar el equilibrio energético y control de peso.

Según estimaciones de la OMS, las enfermedades no transmisibles representan casi la mitad de la carga mundial global de morbilidad. ¿Es posible revertir esta tendencia? Si cambiamos nuestros hábitos y estilo de vida preparándonos adecuadamente, podremos disfrutar de buena salud a nivel físico, mental y emocional.

Sin embargo, a pesar de los beneficios que otorga el ejercicio, seguimos colocando “barreras” o excusas para no hacerlo. Más allá de la onda fitness de cuerpos torneados, definidos y esbeltos, de lo que se trata es de fortalecer la masa muscular del aparato locomotor, la fuerza y la potencia, independientemente de la edad que tengamos.

Lo conveniente en este caso es acudir con su médico de confianza para un chequeo general, quien luego de examinarle, discutirá con usted la actividad más aconsejable según su edad y condiciones físicas. Si ha llevado un estilo de vida sedentario, es importante que no ejercite solo sin supervisión a fin de evitar lesiones.

 

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