Educación en derechos humanos

Si bien es cierto que cada Estado diseña la educación de los futuros ciudadanos que la nación necesita, y considerando que cada sociedad tiene su propia historia, costumbres, valores, que nos distinguen de otras, existen coincidencias en diferentes países en cuanto a promover el respeto, tolerancia y dignidad de la persona.

En este sentido, la educación en derechos humanos se refiere al conjunto de actividades de educación, formación y difusión de información con el propósito de crear una cultura universal en derechos humanos; que no sólo proporcione conocimientos sobre los derechos y mecanismos para protegerlos, sino que también desarrolle competencias y aptitudes necesarias para promoverlos y aplicarlos en la vida diaria; en otras palabras, que propicie la práctica de comportamientos que promuevan los derechos humanos para todos los miembros de la sociedad.

En imprescindible que las actividades educativas estén centradas en experiencias de la vida real, de tal modo que consoliden los principios de los derechos humanos presentes en su propio contexto cultural. A través de estas actividades se dota a los educandos de las capacidades necesarias para conocer y defender sus derechos humanos y buscar soluciones compatibles con las normas que rigen estos derechos. Cuando se habla de educación en derechos humanos, no sólo se restringe al ambiente escolar, académico o universitario; por el contrario, sale de las aulas de clase y se dirige a la comunidad y sociedad en general (escolarizados o no).

También es importante formar a quienes tienen la responsabilidad de promover, respetar, proteger y hacer efectivos los derechos humanos como por ejemplo los funcionarios públicos en el marco de sus competencias, docentes, academias, cuerpos policiales y de seguridad, entre otros. En definitiva, tanto los contenidos como el modo en que se imparten deben reflejar los valores de los derechos humanos, donde se estimule la participación y se fomente un entorno de aprendizaje sin carencias ni temores.

Tomado de: https://www.ohchr.org/sites/default/files/Documents/Publications/ThirdPhaseWPHREducation_SP.pdf

 

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La constancia como valor

El término constancia tiene dos significados; uno relacionado con la acción y efecto de hacer evidente algo de forma fehaciente y auténtica (en general se refiere a un documento). Sin embargo en las siguientes líneas, no me referiré a este significado.

Una de las cualidades que debemos poseer los seres humanos para poder conseguir los objetivos que nos planteamos en la vida, es la constancia. En general, las personas son propensas a empezar algo y dejarlo en el camino, ya sea practicar deportes, hacer ejercicios, estudiar, o alimentarse mejor. Ningún proyecto o actividad pueden tener éxito sin una base de esfuerzo y de constancia.

Ahora bien, ¿Qué es la constancia? Este término se asocia con la voluntad, es decir; la firme y continuada determinación de hacer una cosa o modo de realizarla. Es la firmeza y la perseverancia en las resoluciones; se trata de la actitud o predisposición de ánimo con respecto a un propósito. En otras palabras cuando hablamos de constancia nos referimos a perseverencia, voluntad, tezón o firmeza.

Desde nuestros primeros años de vida, nos enfrentamos a ciertos desafíos que nos exigen dedicación o un empeño mayor para llevar a cabo las acciones cotidianas. Ser constantes implica enfrentar una serie de dificultades sin dejar que nos derrumben, o nos quiten las ganas de seguir adelante con nuestro propósito, manteniendo vivo el interés genuino por la causa que determinamos. Existe un sentimiento muy común entre aquellas personas que no se consideran dotadas de un talento especial, pero creen suplir la falta de habilidades naturales con su perseverancia. La constancia no es una cualidad muy común; es uno de los pilares del éxito, por ese motivo resulta entendible que sólo ciertas personas la practiquen.

Aquellas personas que ejercitan la constancia se transforman en perseverantes y determinadas ante un propósito, objetivo o decisión.

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¿Desconectarse de las redes sociales?

Luego de una larga pausa, retomo la escritura; afortunadamente no fue a consecuencia de alguna enfermedad o duelo. Sencillamente pienso que cuando le damos mayor valor a las redes sociales que a nuestra propia vida, estas nos encasillan y pasan a ocupar la mayor parte de nuestro tiempo útil. Pareciera que lo más importante es aumentar la cantidad de seguidores y conseguir el mayor número de likes diarios donde abunda contenido frívolo de escaso valor. Casi que nos arrastran en una competencia que te frustra y margina si no logras satisfacer las expectativas de los consumidores.

Por otra parte la irrupción del Covid-19 en la esfera global con el consecuente aislamiento, volcó en el internet el desarrollo de actividades en telemedicina, teletrabajo, teleclases, el tiempo de permanencia y exposición en las redes sociales aumentó proporcionalmente. En los países más pobres, con escasa conexión y equipos, los grandes perdedores fueron los niños y adolescentes, quienes vieron las actividades académicas y de formación mermadas y disminuidas. Por otra parte, los docentes habituados a las clases magistrales se vieron de pronto convertidos en “analfabetas tecnológicos” incapaces de orientar y adecuar estrategias educativas que favorezcan el aprendizaje en los estudiantes; ni hablar de los que sólo se limitaron al “corta y pega” de textos sin análisis ni reflexión.

Otros más afortunados, contaron con adultos que orientaron las actividades (sin hacércelas) propiciando la responsabilidad y autonomía. Estas situaciones evidencian una vez más, la necesidad de formar a los docentes en TIC’s así como la incorporación de nuevas estrategias pedagógicas en beneficio no de “aprobar” estudiantes sin saber, sino propiciar el pensamiento crítico y reflexivo, el razonamiento, la lectura comprensiva, la resolución de problemas y habilidades para la vida.

No podemos permanecer aislados del mundo exterior permaneciendo ajenos a los cambios, pero tampoco consumir horas de tiempo útil con el teléfono inteligente o la computadora en detrimiento de las horas de descanso y de tareas, sindéresis ante todo.

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¿Puedes cambiar tu destino?

La palabra destino puede significar muchas cosas, dependiendo del contexto en que se encuentre. Destino es un punto de llegada; también lo es el uso que le damos a un objeto. Pero no es en ese sentido lo que quiero tratar, me refiero a que cuando nacemos ya tenemos predeterminado la vida que nos tocará vivir. Algunos creyentes de la nueva era afirman que antes de nacer hacemos “pactos” donde decidimos de antemano a los padres y la familia donde creceremos, así como el país o lugar de nacimiento donde incorporaremos a nuestra vida una serie de experiencias que condicionarán la vida en esta existencia, necesaria para el crecimiento espirutual.

Algunas creencias esotéricas señalan que en la palma de la mano se encuentra el mapa de tu vida; hay quienes aseguran que nacen con una especie de “gps” innato (intuición) y son aquellos que se dejan llevar por las señales, interpretándolas: encontrarte a alguien que te retenga unos segundos, perder un tren, una llamada inesperada, puede en segundos definir el rumbo de una persona y cambiar su destino. La Virgen de Fátima en las revelaciones a los pastorcitos, manifestaba que la humanidad podría llegar a su fin de seguir tal como va, pero que con oración y penitencia podemos cambiar el rumbo de los acontecimientos. Por lo tanto, el destino se puede cambiar.

Existe un refrán popular que resume el destino predeterminado del hombre: “Quien nace para martillo, del cielo le caen los clavos”, pero este frase me produce un gran rechazo. ¿Dónde queda el libre albedrío? ¿Tienes que conformarte con lo que te toca, y no esforzarte en mejorar tus condiciones de vida? ¿Dónde quedan los sueños y las ganas de vivir tu propósito de vida? ¿Acaso pretendes permanecer tumbado en la cama, esperando que se acerque el final de tus días?

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¿Miedo a las nuevas tecnologías?

En el ser humano lo desconocido despierta dos reacciones diametralmente opuestas: la curiosidad y el miedo; la primera refiere al deseo de saber o averiguar una cosa, mientras que la segunda se trata del temor o angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Es así como en el aspecto emocional la curiosidad engendra la exploración, investigación y aprendizaje; por el contrario, el miedo a lo desconocido puede conducirnos al estancamiento e inmovilidad por mantenernos en  nuestra “zona de confort” o zona de segura.

De Guttemberg al 5G, mucha resistencia al cambio ha tenido que superarse, venciendo creencias tradicionales opuestas al progreso, desde la invención de la escritura, imprenta, electricidad, viaje espacial, microondas, y la tecnología de última generación. El avance de la medicina ha tenido que superar prejuicios morales que en nada tienen que ver con la ética en el ejercicio de la profesión.

Si bien es cierto que mantener un cierto margen de duda hace que nos planteemos nuevas alternativas, el exceso nos inmoviliza. Los grandes avances de la historia han estado acompañados de argumentos opuestos a los progresos tecnológicos que podían suponer la transformación del mundo existente. La energía atómica si bien ha servido para tratar el cáncer, también ha causado muerte y destrucción afectando el equilibrio del planeta.

En la esfera personal, ¿has experimentado curiosidad o miedo con las tecnologías? Los jóvenes presentan menos resistencia y mayor curiosidad ante los avances tecnológicos; por el contrario, las personas nacidas a mediados de los 50’s y comienzos de los 60’s son quienes presentan mayores reservas, ya que en algunos casos temen ser calificados como “torpes”. Sin embargo; a raiz del Covid-19 un mayor número de personas de todas las edades, se ha visto obligada a interactuar con las redes sociales e internet. ¿Has identificado alguna creencia que frene el deseo de emprender y aprender? ¿Puedes describir lo que sientes? ¿Sabes cómo enfrentarla? Cuestionamientos que nos conducirán a aclarar el panorama.

 

 

 

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Día Mundial de la Voz

Cada 16 de abril se celebra el Día Mundial de la Voz decretado por la Federación de Sociedades de Otorrinolaringología con el fin de crear conciencia en el uso y cuidado de la voz, para evitar los problemas relacionados con las cuerda vocales. Ciertas profesiones u ocupaciones exigen el uso continuado del habla. Aprendemos a pronunciar las primeras palabras en la familia, asignándole un significado; así comenzamos a comunicarnos con los demás.

Cada persona tiene un timbre y tono de voz que es único y particular; a través de ella pronunciamos palabras, frases y oraciones. La voz es el principal medio de comunicación de las personas ya que nos permite expresar pensamientos y emociones.

Los docentes, locutores, actores, cantantes y quienes practican ciertas disciplinas deportivas, hacen uso continuo y prolongado de la voz; algunos pueden llegar a desarrollar ciertas patologìas como la disfonía debido a causas inflamatorias e irritativas de las cuerdas vocales que pueden ocasionar lesiones permanentes. Debido al Covid-19 se ha afectado la voz.  El uso prolongado de mascarillas provoca dificultad para respirar, articular y resonar, el distanciamiento social obliga a subir el volumen de la voz; ni hablar de las dificultades asociadas en la fase aguda del contagio.

Incorporando prácticas y ejercitando ciertos hábitos en nuestra rutina diaria, podemos evitar enfermedades de la voz; así tenemos hablar sólo lo necesario, evitar conversar en ambientes ruidosos ya que se tiende a gritar, evitar carraspear continuamente, no fumar, beber agua para hidratar las cuerdas vocales, hablar pausadamente, practicar la respiración nasal/diafragma, controlar las alergias respiratorias y la capacidad pulmonar, vogilar el reflujo gastroesofágico, y ante la presencia de cualquier síntoma acudir al otorrinolaringólogo.

Por último, procura emitir palabras afirmativas que refuercen tus cualidades y la de los demás. Usa la voz para construir y edificar un mundo mejor.

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6 de Abril: Día Mundial de la actividad física

Esta fecha busca promover en todo el mundo la actividad física y el movimiento en todas las edades y entornos para promover la salud. La actividad física además de ser accesible y de bajo costo, tiene un impacto positivo en la prevención de enfermedades, disminución de muerte prematura, mejora la salud cardiovascular, osteo-articular, metabólica, mental, emocional, y favorece las relaciones sociales.

Desde 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve el Dia Mundial de la Actividad Física con el fin de movilizar a las personas para la realización de actividades que promuevan la salud. La actividad física agrupa todo movimiento corporal que conlleve un gasto de energía bien sea a través de la realización de tareas en el hogar, traslados, empleo y tiempo libre.

Cuando la actividad se estandariza y busca como objetivo mejorar la condición fisica sedenomina ejercicio; pero cuando se basa en reglas de disciplinas deportivas reconocidas internacionalmente que buscan optimizar el rendimiento fisico, se denomina deporte. Quienes practican un deporte élite si no están suficientemente entrenados, pueden someter a su cuerpo a exigencias que pueden acarrear riesgos a nivel músculo-esqueléticos o cardiovascular.

Por eso es recomendable la realización de actividad física moderada la cual permite a cada persona beneficiarse de la protección de enfermedades y mortalidad, además de mejorar el funcionamiento general de todo el organismo, con muy bajo riesgo de daño. Cosa muy distinta es la moda fitness con desórdenes alimenticios y ejercicios sin calentamiento ni preparación previa. En todo caso, quien desee fortalecer músculos, la invitacion es asesorarse con profesionales que nos recomienden el tipo de ejercicio adecuado a nuestra edad y condición física.

Caminar es la actividad física más completa, donde puede alternar la caminata vigorosa, trote y paseos largos; antes asegúrese de hacerlo con un calzado cómodo y adecuado.

 

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Palabras y la incapacidad de explicar lo que nos pasa

Desde el nacimiento y durante toda su vida, al ser humano le tocará aprender una serie de códigos, palabras y frases, a través de la emisión de sonidos. El  lenguaje y la forma de relacionarnos con otros estará influenciado por la familia, escuela, comunidad, país, entre otros. Aprendemos a nombrar objetos, a pronunciar nuestro nombre, a decir si sentimos hambre, frío o calor; pero, ¿encontramos las palabras que nos ayuden a expresar adecuadamente lo que sentimos cuando algo se atora en la garganta?

En muchas sociedades persiste la cultura de la “sumisión pasiva” la cual es aprehendida e internalizada desde el hogar y se refuerza en la escuela y comunidad. Generalmente la madre a través del lenguaje verbal y gestual, enseña a sus hijos el mismo rol aprendido por ella en la niñez: obedece, no discutas, cállate, lo cual va haciendo mella en su autoestima y confianza en sí misma, incapaz de tomar decisiones. La educación juega un importante rol para revertir esta situación.

La programación neuro-lingüística (PNL) parte del lenguaje ya que este determina nuestros pensamientos. El lenguaje nos ayuda a explicar la realidad, de allí el poder de las palabras. Richard Bandler y John Grinder sostienen que existe una conexión entre los procesos neurológicos, el lenguaje y los patrones de comportamiento que se aprenden a través de la experiencia.

La palabra hablada tiene un poder enorme y no nos damos cuenta de su importancia. Evitemos decirle a nuestros hijos palabras que disminuyan su valía y confianza en sí mismos. Las palabras y frases son una prolongación de nuestros pensamientos, por lo tanto comencemos a prestar atención a lo que nos decimos y le decimos a los demás. Si proferimos palabras negativas o limitadoras, cambiésmoslas. Recordemos que escogemos los pensamientos que son la base de nuestro diálogo interno.

 

 

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Duelo colectivo y derechos humanos

Las sociedades que han padecido guerras, o vivido períodos de violencia extrema, o quienes han sufrido persecusiones, o el horror, amenazas e incertidumbres que surjen de los conflictos armados o migración forzosa, asumen un duelo colectivo por lo acontecido. Las sociedades enferman por las palabras no dichas, por los sentimientos de incomprensión, soledad y angustia. Producto de esta realidad los organismos internacionales han propiciado un amplio debate que tiene como propósito tutelar bienes publicos universales por asociaciones defensoras de derechos humanos, y en general por todas las personas, entidades y gobiernos que intentan mitigar de alguna forma los desastres humanitarios producto de guerras, o desajustes y tensiones propios de la “postguerra”. Cada país debe escoger entre el valor superior de la “paz”, la necesidad de justicia y reparación de las víctimas junto a las garantias de no repetición.

El duelo es un proceso normal mediante el cual la persona elabora una pérdida el representa un período de dolor y sufrimiento afectivo debido a la pérdida del ser amado o la abstracción equivalente. Sin embargo en los casos en los que no existe la certidumbre de la muerte de la persona amada (como en las desapariciones forzadas) donde no se ha podido realizar los trámites funerarios, el duelo se ve obstaculizado porque al hacer el duelo de una persona de la que no se tiene certeza de la muerte, equivaldría a matarlo generando un profundo sentimiento de culpa.

En América Latina el duelo en contextos de violaciones de derechos humanos transcurrieron bajo la doctrina de “seguridad nacional” ejecutados por representantes del Estado con prácticas como la tortura, impedían el desarrollo de proyectos de vida. Estas particularidades dieron pie para desarrollar duelos especiales, duelos congelados, duelo interminable y duelo inconcluso, que imposibilitan la elaboración de la pérdida, prolongando el dolor psiquico de una vivencia traumatica reforzada por la impunidad.

 

 

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Duelo colectivo

En ciertas ocasiones el duelo puede ser experimentado simultáneamente por más de un individuo ya que involucra los sentimientos de la sociedad en general o a un grupo concreto de ella; esto se debe a que comparte el dolor por la ocurrencia de hechos como desastres naturales, el fallecimiento de un líder, artista o deportista (Maradona por ej.), hasta aquellos actos cometidos intencionalmente por el hombre o producto de su imprudencia o negligencia, que causan cierto grado de indignación o pesar al dejar víctimas inocentes a su paso.Se entiende por duelo colectivo al proceso que involucra a una sola pérdida, donde muchas personas la viven al mismo tiempo sintiendo casi exactamente lo mismo.

En el duelo individual y colectivo se pasan las mismas etapas desde el shock y negación hasta la aceptación y adaptación de lo acontecido; pero también pueden surgir sentimientos encontrados al pensar que tales acontecimientos pudieron haberse prevenido o detenido, acompañados del convencimiento de sentirse abandonado o desprotegido; se deja de sentir seguridad, y comienzan a surgir las dudas acerca de si las medidas tomadas por el Estado son las más adecuadas.

Cada persona tiene su forma de vivirlo, sentirlo y procesarlo ya que no todos experimentan la mismas emociones; en algunos casos son más intensos, en otros actúa la indiferencia como mecanismo de defensa mostrando a los demás que “no importa lo sucedido” la vida continua. Puede ocurrir que para las demás personas no tenga la misma importancia; mientras que paralelamente se produzcan muestras multitudinarias de cariño a fin de sentirse parte del ritual de despedida que se le realiza a esa persona para comenzar a aceptar la pérdida. Esto se observa en personas fanáticas hacia un artista, o seguidores de un líder político o religioso, social, entre otros.

Es posible que surjan sentimientos de solidaridad lo cual nos permite sentirnos no solamente tristes por lo acontecido, sino que también lleva a los grupos sociales a tomar medidas a fin de ayudar a las personas que han sido afectadas por tales hechos.

 

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