¿Estamos preparados para envejecer? ¿Aceptamos los cambios que ocurren en nuestro cuerpo, a medida que avanzamos en edad? ¿Es posible alcanzar una vejez sana y saludable? ¿La herencia constituye un factor de riesgo? ¿Podemos alcanzar una mejor calidad de vida? La respuesta varía según la cultura social a la que pertenezcamos. Existen poblaciones con estilos de vida dinámicos, mientras que otras se caracterizan por presentar altas tasas de sedentarismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en las Recomendaciones Mundiales sobre actividad física para la salud, señala que la inactividad física constituye el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad en el mundo. El sedentarismo se extiende cada vez más en muchos países, repercutiendo en la salud general de la población mundial, con prevalencia de las enfermedades no transmisibles (ENT) como enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer, y en sus factores de riesgo como hipertensión, exceso de glucosa en sangre o sobrepeso.
Por el contrario, quienes se ejercitan con alguna actividad física practicada con regularidad, reducen el riesgo de presentar cardiopatías coronarias y accidentes cerebrovasculares, diabetes tipo II, hipertensión, cáncer de colon o mamas y depresión. La actividad física constituye un factor determinante en el consumo de energía, por lo que resulta fundamental para alcanzar el equilibrio energético y control de peso.
Según estimaciones de la OMS, las enfermedades no transmisibles representan casi la mitad de la carga mundial global de morbilidad. ¿Es posible revertir esta tendencia? Si cambiamos nuestros hábitos y estilo de vida preparándonos adecuadamente, podremos disfrutar de buena salud a nivel físico, mental y emocional.
Sin embargo, a pesar de los beneficios que otorga el ejercicio, seguimos colocando “barreras” o excusas para no hacerlo. Más allá de la onda fitness de cuerpos torneados, definidos y esbeltos, de lo que se trata es de fortalecer la masa muscular del aparato locomotor, la fuerza y la potencia, independientemente de la edad que tengamos.
Lo conveniente en este caso es acudir con su médico de confianza para un chequeo general, quien luego de examinarle, discutirá con usted la actividad más aconsejable según su edad y condiciones físicas. Si ha llevado un estilo de vida sedentario, es importante que no ejercite solo sin supervisión a fin de evitar lesiones.