¿Se puede prevenir el deterioro cognitivo característico del envejecimiento, con el uso de la tecnología?

Sin duda alguna, el aumento de la esperanza de vida hace que el envejecimiento de la población sea un hecho comprobable; vivimos más que nuestros abuelos, bisabuelos y demás ancestros que nos antecedieron. Sin embargo, las diferencias culturales, estilo de vida, hábitos alimenticios, sedentarismo, situaciones de estrés, o la sobre exposición a factores de riesgo, no implican el disfrute de una mejor calidad de vida.

Las neurociencias cognitivas han realizado importantes avances que aplicadas a la educación, proporcionan estrategias de intervención para optimizar los procesos de aprendizaje entre pares, a planificar actividades dirigidas a las personas diagnosticadas con déficit de atención con hiperactividad, autismo, asperger; e inclusive ayudan a reconocer tempranamente el deterioro cognitivo del adulto mayor.

En el desarrollo de la vejez, muchos adultos mayores experimentan dolencias físicas pero también pueden presentar cambios en la memoria o en el lenguaje; por eso resulta vital reconocer el deterioro cognitivo para frenar su avance gradual y tratar de poner remedio. Generalmente se trata de una patología vinculada a la edad que se manifiesta en fallos y alteraciones de las funciones cognitivas, es decir, en el conocimiento.

Cada vez es más frecuente el uso de programas que favorecen nuevas formas de aprendizaje, por parte de familiares y especialistas que trabajan con pacientes que presentan deterioro cognitivo. Muchos países desarrollan diferentes programas de intervención cognitiva apoyados en las nuevas tecnologías (inclusive la inteligencia artificial) especialmente diseñados e individualizados para tal fin.

La falta de actividad cognitiva explica la disminución de la capacidad de aprendizaje en la vejez; en consecuencia, resulta imprescindible estar activos, aprender nuevos retos, tener una sana alimentación, realizar actividad física de forma regular, viajar, salir con amigos, familiares, y realizar entrenamiento cognitivo continuo. La autonomía e independencia funcional son vitales para disfrutar de un envejecimiento saludable; por eso, no dude en consultar con un especialista capacitado para ayudarle(s).

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