¿Cultura de datos?

En un primer momento, la cultura de datos ha estado asociada al requerimiento por parte de los participantes de conocer y usar fuentes de datos para tomar decisiones en procesos organizacionales; sin embargo, también ha surgido una amplia discusión basada en el uso responsable de los datos (ética de datos) que apunta hacia una mayor participación en el diseño e infraestructura de datos, así como el control y valoración de las prácticas fundadas en datos para balancear el impacto de su uso en contextos organizacionales y comunitarios.

La cultura de datos no es más que el conjunto de creencias y comportamientos colectivos de las personas que valoran, aprovechan y promueven el uso de datos para optimizar la toma de decisiones; en consecuencia, los datos se integran en las operaciones, mentalidad e identidad de una organización. El objetivo es permitir a todos acceder a la información que necesitan para basarse en datos y superar los desafíos cada vez más complejos y emergentes.

Lo anterior quiere decir que la cultura de datos no está limitada a tendencias económicas o sociales que puedan afectar a un colectivo, al volumen de transacciones, o el rendimiento de un sistema bien sea desde la eficacia, eficiencia, productividad, calidad, inclusión social, entre otros. También encuentra aplicabilidad en la planificación urbana o de transporte en general, o los programas incipientes de “ciudades inteligentes”, por ejemplo. Aparte de la salud, en el campo educativo existen múltiples opciones, desde la necesidad de alfabetizar en datos, como la equidad en el uso de analíticas de aprendizaje.

Si bien es cierto que las buenas prácticas pueden conllevar al éxito de una organización, hay que tener presente que las infraestructuras de datos implementadas pueden ocultar inequidades, sesgos, o incluso caer en el control abusivo y extrema vigilancia de los participantes (como el caso laboral de una de las más grandes empresas de paquetería norteamericana, que forzaba a sus trabajadores a cumplir con las “expectativas de rendimiento” para medir productividad, implementando modelos de hipervigilancia).

Los desafíos son múltiples y emergentes; en el próximo post “elementos a considerar para establecer una cultura de datos”.

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¿Qué son derechos digitales?

¡En poco más de un año, es mucha el agua que ha corrido en el río! La tecnología ha dado un salto cuántico y al parecer no existen todavía barreras tangibles para limitar su expansión, en consecuencia, nos toca a cada uno de nosotros, implementar estrategias que resguarden nuestros derechos en el mundo digital.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU desde 2012 (nuevamente en 2014 y 2016), acordó una Resolución en la que se dispone que “los mismos derechos que tienen las personas fuera de línea, también deben ser protegidos en línea”, lo cual quiere decir que en lugar de definir nuevos derechos para el espacio digital, recomiendan ampliar los derechos humanos en el cyberespacio.

Ahora bien, ¿Existen los derechos digitales? ¿Pueden restringirnos nuestros derechos? A nivel personal debemos tener presente que la normativa vigente sobre datos es insuficiente para proteger la privacidad, por lo que se hace necesario implementar estrategias que resguarden la información sensible, ya que cada vez con más frecuencia, desarrollamos vida en línea (desde las compras, operaciones bancarias, cursos, talleres, la vida social), y los datos que alojamos allí revelan mucho de lo que pensamos y hacemos.

El derecho a la privacidad no sólo depende de la legislación sobre protección de datos, nosotros también debemos poner nuestro granito de arena e implementar estrategias de prevención y contención para evitar ser víctimas de delitos. El llamado es ser más prudentes con nuestros datos.

Hoy enfrentamos una serie de retos como los llamados trolls de internet, leyes sobre cyberdelincuencia, la retención obligatoria de datos, la neutralidad de la red y el rastreo en línea.

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Alfabetización e inclusión digital

La alfabetización digital va más allá de saber usar una computadora o un teléfono inteligente; significa comprender cómo funcionan las tecnologías digitales, evaluar la información que se encuentra en línea, utilizar las herramientas digitales de forma creativa y productiva, además de proteger la privacidad y seguridad digital en línea.

El proceso de creación de contenido digital,diseño gráfico, edición de video, y la programación básica entre otras, fomentan la creatividad y pensamiento crítico. Quienes no poseen habilidades digitales corren más riesgo de exclusión laboral debido a que muchas ofertas de empleo requieren algún nivel de competencia digital.

Por otra parte, la alfabetización digital es fundamental para preparar a los estudiantes de cara al futuro. Su uso en el aula de clases puede propiciar novedosas experiencias de aprendizaje para los estudiantes, fomentar la colaboración en línea, resolución de problemas a través de herramientas digitales, y proporcionar acceso a los recursos educativos en línea.

Los docentes necesitan formarse y actualizar las habilidades digitales para integrar la tecnología como estrategia y recursos de aprendizaje. Sin embargo, hay que tener presente que la tecnología es una poderosa herramienta para el aprendizaje, que no sustituye en modo alguno a los procesos personales, creativos y cognitivos de los estudiantes.

¿Es ético presentar como propio un trabajo hecho con copy-paste?

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Alfabetización digital para todos

El pistoletazo de una de las grandes empresas de tecnología a comienzos de 2023 con el uso de la Inteligencia Artificial (IA), dejó a todos boquiabiertos; el cambio fue de tal magnitud que todavía algunos no alcanzan a asimilar el impacto que conlleva tanto para la biósfera como para la vida humana de generaciones presentes y futuras. La IA aplicada a los procesos administrativos y sus respectivos trámites, optimizan el tiempo de espera a los usuarios así como el seguimiento, control y supervisión por parte de la administración; y se exploran los potenciales usos en la medicina, modelos económicos predictivos, justicia, educación, entre otros.

La transformación digital pone de relieve la importancia de los medios digitales en nuestra sociedad; por lo tanto entender y aplicar la alfabetización digital se convierte en una habilidad para optimizar estos procesos. En consecuencia, resulta fundamental comprender su importancia y repercusión en el mejoramiento personal y profesional de los seres humanos.

La alfabetización digital se refiere a la capacidad de una persona para utilizar de manera efectiva las tecnologías de la información y la comunicación (TIC’s) para acceder, comprender, evaluar, crear y comunicar información de manera digital. En estos momentos, la alfabetización digital se ha convertido en una habilidad esencial para participar plenamente en la sociedad y la economía.

Si bien es cierto que las habilidades digitales fomentan la innovación y el emprendimiento las cuales resultan vitales para el desarrollo económico de comunidades y países, es imprescindible reducir la brecha digital entre aquellos que tienen acceso y los que no, especialmente quienes constituyen grupos vulnerables y se encuentran en situación de pobreza. Las políticas públicas deben estar dirigidas a consolidar una sociedad más equitativa e inclusiva que brinde a la población oportunidades para crecer y aprender.

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Derecho a migrar: ¿Absoluto o relativo?

Luego del asueto navideño, comienza el gradual retorno a las actividades cotidianas menos para algunos; los primeros días de enero se inician con las notificaciones de deportación, ahora le toca el turno a Alemania, siguiendo a Chile, EE.UU, Perú, Luxemburgo e Islandia , lo que abre el debate a ciertas interrogantes: ¿Existe el derecho a migrar fuera de tu país? ¿Pueden los Estados limitar la entrada o permanencia de inmigrantes? ¿Qué hace que los nacionales de un país busquen refugio en otro?

El desplazamiento humano ha sido documentado ampliamente en la historia; mucho antes de la antigua Roma amplios sectores poblacionales transitaban con libertad en búsqueda de alimentos, seguridad, o actividades productivas. El fundamento moderno de la libertad de movimientos, de circulación de comercio y de mares que el “hombre tiene para dirigirse y recorrer las regiones que quisiere”, tiene su origen en la doctrina de Vitoria (1483-1546); es decir, el derecho que tiene una persona a permanecer en un lugar, a salir de su país e ir a otro, de forma tal que “la amistad entre los hombres parece ser de derecho natural, y contra la naturaleza de impedir la comunicación y el consorcio de los hombres que ningún daño causan”.

El Derecho Internacional nace con la afirmación que establece el derecho que tiene todo ser humano a emigrar, a trasladarse a diferentes regiones del orbe, a salir de su país y regresar, y a comerciar con los otros hombres: “ius peregrinandi, degendi et negotiandi”. La Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH-1948) en su artículo 13, establece el derecho de las personas a permanecer, circular, salir y regresar a su país; seguido de otro que consagra que “en caso de persecusión, toda persona tiene derecho a buscar asilo y a disfrutar de el en cualquier país”.

Si bien es cierto que que las migraciones se fundan en el principio de libertad de circulación y residencia, deben conjugarse con otros dos de igual importancia: el destino universal de los bienes creados y el relativo a la importancia prioritaria del bien común en cualquier sociedad. Los países receptores deben establecer equilibrios mediante la adopción de medidas que garanticen la integración, seguridad y el orden público interno.

Aspirar una vida decente y mejor no es delito; por eso, asesórese bien, investigue y planifique exhaustivamente los pro y contra, evite las rutas ilegales que alimentan el tráfico de personas y ponen en riesgo la vida e integridad física, y desconfíe de las rutas dudosas.

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¿Hacia las tecnologías amigables y seguras para adultos mayores?

La tecnología se encuentra presente en nuestro día a día. A través de la gobernanza digital se busca mejorar la eficiencia y transparencia de los procesos gubernamentales mediante el uso de herramientas y soluciones digitales; así se han optimizado gestiones como la expedición de documentos de identidad, probatorios, o el acceso a portales para la obtención de certificados, pago de impuestos, operaciones bancarias, entre otros. El fin último apunta a reducir el tiempo de espera de los trámites, y en consecuencia mejorar la calidad de vida de las personas y ciudadanos

En la esfera privada resulta cada vez más frecuente incorporarla en las actividades cotidianas. Sin embargo hay que tener presente que la tecnología tendrá un buen o mal uso dependiendo de quién la opere. Al confiar nuestros datos personales en distintos portales, debemos estar atentos y prevenidos para evitar ser víctimas del phishing; es decir, un conjunto de técnicas de ingeniería social que buscan engañar a desprevenidos valiéndose de su buena fe para ganar su confianza, suplantando la identidad de personas, empresas, compañías e inclusive organismos públicos, para solicitar información personal y bancaria del usuario. En este sentido, se comprende que el entorno digital de los adultos mayores deba ser más seguro y confiable.

Ahora bien en aras de garantizar la seguridad, la veracidad de la información y la identidad de los usuarios, no debe sacrificarse la adaptabilidad y amigabilidad del adulto mayor; es decir, incurrir en una verificación excesiva de claves temporales con escaso margen de tiempo que hace engorroso un trámite originando el bloqueo del usuario por internet; o por ejemplo, el caso de una adulta mayor con alzheimer que vive en una zona rural a las afueras de la capital, cuyo hijo deba traerla en silla de ruedas a la agencia bancaria para que comprueben que efectivamente se trata de ella.

La idea debe ser incluir a los adultos mayores, no excluirlos. Es fundamental buscar un equilibrio en el sentido de garantizar la seguridad al acceder a las nuevas tecnologías, así como crear nuevos desarrollos que sean amigables, sencillos, intuitivos y accesibles para que nadie quede por fuera, inclusive en el uso de la tecnología del ocio como herramienta para mejorar el bienestar. Si no aprendimos con la rigurosidad del aislamiento durante la pandemia, ¿qué otra cosa falta saber?

Los saltos y cambios han ocurrido con tal velocidad, que la tecnología ni el acceso a internet han llegado por igual a todas las personas; por ello hay que tener en cuenta la realidad, necesidades y expectativas de este grupo etáreo. El entorno digital debe fomentar el envejecimiento activo y saludable, facilitar el aprendizaje durante toda la vida, y garantizar la autonomía personal. En fin, la tecnología debe apuntar a mejorar la calidad de vida de todos, especialmente para el adulto mayor.

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Educación en derechos humanos 2020-2024

La comunidad internacional ha reconocido que la educación en derechos humanos contribuye a la prevención de la violencia y los conflictos, la promoción de la igualdad y desarrollo sostenible, así como la participación en los procesos de adopción de decisiones dentro de los procesos democráticos.

Los instrumentos internacionales suscritos por los Estados, contienen elementos que ayudan a delimitar el alcance de la “educación en derechos humanos” , que incluye todas las actividades de aprendizaje, educación, capacitación o información, encaminadas a establecer la cultura universal de los derechos humanos; es decir, se trata de un proceso que dura toda la vida cuyo objetivo primordial es fomentar:

  • Conocimientos y aptitudes; no se trata sólo de aprender que son los derchos humanos, sino de generar aptitudes para ejercerlos en la vida cotidiana.
  • Actitudes; desarrollar o perfeccionar actitudes, valores y creencias que respeten los derechos humanos.
  • Comportamiento; adoptar medidas para defender y promover los derechos humanos desde los espacios donde nos desenvolvemos.

Ahora bien; si partimos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10/12/1948, los acontecimientos ocurridos en los últimos años en la comunidad internacional nos lleva a cuestionar si las acciones emprendidas han sido suficientes. Si la intención es empoderar a comunidades y personas para que conozcan sus derechos humanos y los reinvindiquen eficazmente; habría que desarrollar la capacidad de los garantes de derechos (funcionarios gubernamentales a todo nivel) para que cumplan con su obligación de respetar, proteger, y hacer efectivos los derechos humanos de las personas bajo su jurisdicción.

El Plan de Acción para la cuarta etapa del Programa Mundial de la Educación en Derechos Humanos (2020-2024) se centra en la juventud, en este sentido la participación de los jóvenes en la formulación y aplicación de las políticas que los afectan, es fundamental. Por ello resulta esencial que los Estados, ONG, y población en general, a través de las academias, institutos, medios de comunicación, actividades culturales y/o deportivas entre otras, dirijan actividades que promuevan el pensamiento crítico, la tolerancia, la convivencia, reconocer las diferencias para la sana coexistencia.

La educación en derechos humanos no se trata del aprendizaje memorístico y repetitivo, inclusive alcanza a quienes se encuentran fuera del sistema educativo porque alcanza a toda la población (escolarizada o no) cambiando la vida de las personas, preparándolas para la acción y toma de decisiones. Empoderando a las personas, transformamos sociedades.

Proyecto de plan de acción para la cuarta etapa (2020-2024) del Programa Mundial para la Educación
en Derechos Humanos

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¿Toleramos el racismo?

¿Te han rechazado alguna vez por tu aspecto físico, o por tu origen? ¿Has sido testigo de ataques a personas por expresar sus ideas o creencias religiosas? ¿Qué harías si estuvieras en la misma situación? ¿Hasta qué punto resulta tolerable agrupar a las personas por criterios o categorías? En una nota publicada por La Nación, Carlo Ancelotti entrenador del Real Madrid, expresa que el jugador Vinicius Jr, está “desafortunadamente acostumbrado” a actos racistas en los estadios españoles. Independientemente de los comentarios de otros jugadores que acusan a Vinicius Jr, de aprovecharse de los insultos para provocar; el hecho cierto es que hasta los aficionados han coreado a viva voz bochornosos epítetos racistas.

Imagino lo que habrá sentido. Hallarse en el medio del campo rodeado de espectadores que espetan insultos y ofensas, donde los encargados del orden permanecen impávidos y sin intervenir. Por más autocontrol que se tenga, o intente hacerse el sordo (o el duro), como cualquier ser humano todos tenemos un límite, ya que las emociones también entran a jugar. Cuando la situación nos excede podemos quebrarnos, llorar, o tornarnos violentos. Estas reprochables conductas están dirigidas a minar la autoestima y seguridad, además de disminuir el rendimiento del deportista, e ir en contra de los principios del deporte y sana convivencia.

La lucha contra la discriminación no es sólo jurídica; también tiene que complementarse con masivas campañas educativas en medios de comunicación y redes sociales, en los que se haga énfasis en la sana convivencia y coexistencia con las diferencias personales; en el diálogo sincero, en el respeto por el otro; en reconocernos con los otros; en resolver las diferencias que podamos tener mediante los métodos de resolución pacífica de conflictos sin necesidad de recurrir a la violencia, entre otros.

Lo importante aquí es que no debemos “acostumbrarnos” a la discriminación, ni aceptarla como un hecho cotidiano. Acostumbrarnos a los insultos no resulta natural, ni tampoco es normal que ocurra; no tenemos porqué normalizar la discriminación ni darles la razón. Podemos elegir no ser parte del coro que ofende; o apoyar al que es víctima de discriminación, siempre podemos elegir ser mejores personas, y no ser partícipes de tan lamentable situación.

Tú que me lees, ¿Has sido discriminado en alguna oportunidad? ¿Por qué?

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El edadismo: Cómo empobrece la salud física y mental de las personas

En el más reciente informe de las Naciones Unidas, se calcula que una de cada dos personas tiene actitudes edadistas que repercuten en la salud física y mental de las personas reduciendo su calidad de vida, lo que se considera como una sigilosa pero devastadora conducta social, que puede adoptar muchas formas como prejuicios, discriminación, polticas y prácticas institucionales que perpetúan las creencias estereotipadas.

Los confinamientos llevados a cabo durante la pandemia del Covid-19, visibilizaron estereotipos, prejuicios y actitudes discriminatorias basadas en la edad, reduciendo las oportunidades de recibir una adecuada atención que garanticen la salud, bienestar y dignidad de las personas en todas partes. El discurso público y las redes sociales estereotipó tanto a las personas mayores como a las más jóvenes; la edad se utilizó como único criterio de acceso a la atención médica, a las terapias y al ordenamiento de los confinamientos.

Hay edadismo cuando se utiliza la edad para categorizar y dividir a las personas, causando daños, inequidad, desventajas e injusticias. Sin embargo; no afecta a todos por igual. En los jóvenes se manifiesta en el empleo, salud, vivienda, inclusive hasta en el campo político donde sus voces suelen ignorarse o rechazarse. Las personas mayores por el contrario se ven desfavorecidas en el lugar de trabajo, acceso a educación y formación especializada.

El edadismo acarrea graves consecuencias para la salud y bienestar de las personas. En los adultos mayores se asocia con una peor salud física y mental, un mayor aislamiento social, menor calidad de vida, mayor inseguridad financiera, soledad, entre otras, por lo que no gozan de una adecuada calidad de vida. Señaló Michelle Bachelet, quien era la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que el edadismo está tan generalizado en las actitudes, políticas, leyes e instituciones que no nos damos cuenta de lo perjudicial que es para nuestra dignidad y derechos.

En este sentido, la planificación de políticas públicas, junto con el adecuado marco normativo regulatorio y las actividades educativas en el sistema formal/no formal, dirigidas a mejorar la empatía, así como a cuestionar y combatir ideas erróneas, contribuirán con la reducción de prejuicios y a reducir el edadismo.

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El trabajo esclavo o forzoso

Muchos jóvenes y adultos ocupan su tiempo realizando actividades que producen bienes o servicios en la economía, o bien porque satisfacen las necesidades de una comunidad, o porque proveen los medios de sustento necesarios para los individuos. En general se entiende como trabajo, a la actividad física o intelectual que realizan las personas para alcanzar un objetivo o satisfacer una necesidad.

El trabajo abarca una gran cantidad de tareas, desde la limpieza del hogar, los viajes espaciales, la construcción, producir una obra literaria o una pieza musical, entre otros. En los albores de la humanidad, el trabajo estuvo vinculado con otros aspectos de la sociedad entre los que cabe destacar la pertenencia o no a una clase social, para el acceso a ciertos privilegios y el ejercicio de algunos derechos.

Muy a nuestro pesar, en la actualidad, todavía subsiste el trabajo esclavo (o trabajo forzoso) aún cuando se encuentra prohibido en las legislaciones modernas, las personas son obligadas a trabajar gratuitamente bajo amenazas, con el riesgo permanente de que atenten contra su integridad física o mental. Generalmente las personas sometidas a trabajo esclavo no reciben dinero ni paga alguna por su labor; en algunos casos reciben una paga mínima que apenas les alcanza para subsistir.

En los sectores donde continúan empleando mano de obra esclava, se encuentran la agricultura, la industria manufacturera, la hotelería y el servicio doméstico. El grupo de mayor incidencia de trabajo esclavo es el de los migrantes, quienes se hallan en situación de minusvalía y vulnerabilidad, ya que suelen permanecer de manera ilegal en el país receptor y no pueden denunciar ante las autoridades las condiciones inhumanas a las que han sido sometidos.

Muy a nuestro pesar, persisten grupos delictivos que se dedican a la trata de personas (especialmente mujeres, jóvenes, hasta niños y niñas) quienes sufren por no poder vivir en libertad y por la imposibilidad de volver a sus hogares. En la mayoría de los casos, las víctimas son captadas a través de organizaciones criminales bajo la fachada de falsas campañas de publicidad y/o modelaje. La invitación es a cerciorarse de la solvencia e idoneidad de estas agencias; consultar antecedentes policiales de los promotores; asesórese con profesionales del área; evitar ir solo a las sesiones de fotos; y dude de las ofertas engañosas.

Quienes descubren su propósito o misión de vida, dedican su tiempo a realizar actividades que les gustan, y adicionalmente consiguen que les paguen por eso. ¿Conoces el tuyo?

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