¿Toleramos el racismo?

¿Te han rechazado alguna vez por tu aspecto físico, o por tu origen? ¿Has sido testigo de ataques a personas por expresar sus ideas o creencias religiosas? ¿Qué harías si estuvieras en la misma situación? ¿Hasta qué punto resulta tolerable agrupar a las personas por criterios o categorías? En una nota publicada por La Nación, Carlo Ancelotti entrenador del Real Madrid, expresa que el jugador Vinicius Jr, está “desafortunadamente acostumbrado” a actos racistas en los estadios españoles. Independientemente de los comentarios de otros jugadores que acusan a Vinicius Jr, de aprovecharse de los insultos para provocar; el hecho cierto es que hasta los aficionados han coreado a viva voz bochornosos epítetos racistas.

Imagino lo que habrá sentido. Hallarse en el medio del campo rodeado de espectadores que espetan insultos y ofensas, donde los encargados del orden permanecen impávidos y sin intervenir. Por más autocontrol que se tenga, o intente hacerse el sordo (o el duro), como cualquier ser humano todos tenemos un límite, ya que las emociones también entran a jugar. Cuando la situación nos excede podemos quebrarnos, llorar, o tornarnos violentos. Estas reprochables conductas están dirigidas a minar la autoestima y seguridad, además de disminuir el rendimiento del deportista, e ir en contra de los principios del deporte y sana convivencia.

La lucha contra la discriminación no es sólo jurídica; también tiene que complementarse con masivas campañas educativas en medios de comunicación y redes sociales, en los que se haga énfasis en la sana convivencia y coexistencia con las diferencias personales; en el diálogo sincero, en el respeto por el otro; en reconocernos con los otros; en resolver las diferencias que podamos tener mediante los métodos de resolución pacífica de conflictos sin necesidad de recurrir a la violencia, entre otros.

Lo importante aquí es que no debemos “acostumbrarnos” a la discriminación, ni aceptarla como un hecho cotidiano. Acostumbrarnos a los insultos no resulta natural, ni tampoco es normal que ocurra; no tenemos porqué normalizar la discriminación ni darles la razón. Podemos elegir no ser parte del coro que ofende; o apoyar al que es víctima de discriminación, siempre podemos elegir ser mejores personas, y no ser partícipes de tan lamentable situación.

Tú que me lees, ¿Has sido discriminado en alguna oportunidad? ¿Por qué?

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